domingo, 6 de julio de 2014

i.


Balada clara que corta el aire.
Su filo suaviza cuando anochece. 

Mis oídos no parecen cansarse del soliloquio que nace de tu garganta.
Y me quedo atrapada
en las esquinas de tus frases,
enredada en los acordes del violín de tu voz grave.

Tu voz,
escapa en tandas de compresión de aire,
que se dobla, que se pierde.
Que renace en la risa que ha jugado a pasar 
por ese filtro en forma de curva
(trampa letal,
hermoso tesoro invisible).

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